Las jornadas inaugurales siempre están más llenas de ilusión que cualquiera, todos los equipos están al menos en el papel al mismo nivel, es inevitable llegar al estadio con una sonrisa, portando los colores de tu club, poniendo el pecho sin preguntar, sin importa el color.
La tarde noche de ayer en el Estadio azteca con los antecedentes de un América vs Tigres auguraba un partido cerrado, donde la mayoría pronosticaba un empate, porque no a todos les gusta ver ganar al América, pero tampoco son tan irreales para negar el poder de este club.
América pintó el Coloso de Santa Ursula y la mitad del país con un sólo amarillo, sin especular desde el minuto 9 explotaron las emociones, Rey aparece y levanta la mano para volver a ser el refuerzo que el América espera desde hace 6 meses, Aguilar se hizo presente minutos después y así dando la pauta a los periódicos para que llenen sus páginas hablando de un arbitraje, que en todos los partidos pasa pero con América es distinto.
Jiménez puso el último clavo en el ataúd de unos tigres que llegaron muertos a la capital, sin ambición, sin ganas, sin nada, cumpliendo con su papel de equipo chico queriendo ser mediano.
Sólo un amarillo dio para sonreír, entre las butacas del azteca se respira una nueva ilusión, el visitante se sintió hostil, sin una gran entrada, el Azteca y el América empiezan a dar de que hablar.
